sábado, 21 de marzo de 2009

El miedo y unas defensas débiles impulsan los ICBM de Corea del Norte.




Taro Aso, el Primer Ministro del Japón, creía hace unas semanas que el Consejo de Seguridad de la ONU haría algo por su país, y que incrementaría la presión contra Corea del Norte para que ello disuadiera a la dictadura norcoreana de hacer pruebas con sus misiles. Pretender tal cosa de un organismo colegiado, en el que sus miembros no tienen intereses idénticos, es de una candidez y falta de imaginación imperdonable. Algún tiempo más tarde ha hecho unos movimientos que en apariencia son más realistas y enérgicos. Afirma ahora el Japón que desplegará interceptores en tierra y mar para derribar al misil en caso de adoptar esa decisión. Posee algunos destructures con sistemas Aegis y misiles SM-3, así como unas baterías de Patriot PAC-3, con capacidad para derribarar esa versión del misil Taepodong-2 en caso de que fuera a caer sobre su territorio.

Japón decidió adquirir esas capacidades desde que Corea del Norte hiciera una prueba con un Taepodong-1 en el año 98. Y con los USA como suministrador de equipo y de tecnología, dasarrollan y despliegan juntos un escudo antimisil asiático del que poco se habla en Europa. Ya en diciembre, dos barcos con SM-3 derribaron un misil a gran altitud con éxito, y todos nos acordamos del ataque del USS Lake Erie a un satélite en febrero de 2008 (ver el vídeo al comienzo de la entrada). Los EE.UU. tienen para ese teatro 28 misiles interceptores en la costa Oeste, 18 naves con Aegis, y el radar "Cobra Dane" en las Aleutianas. Y aunque el Almirante Keating dijo que "están plenamente preparados para responder a las órdenes presidenciales", lo cierto es que nadie en EE.UU. se ha atrevido a oponerse a Corea del Norte de manera clara y directa. Esto es una aprobación fáctica de dicha prueba balística. No hay cartas que ocultar en este asunto. Si USA realmente estuviera dispuesta a impedir que Corea del Norte siga desarrollando dicha tecnología, así se lo comunicaría al excéntrico de Kim Jong-Il, para así quizás meterle miedo y disuadirle de hacerlo, y de esa forma conseguir lo mismo a menor precio. Si tu posición de partida no es la de comprar al precio más bajo, se parte de una muy mala posición de regateo. Esto indica que probablemente de forma tácita se ha dado carta blanca a la ejecución de dicha prueba. En una actitud diamentralmente opuesta, en Corea del Norte se sienten invulnerables, y el día 9 de abril se celebrarán muy felices así mismos nombrando presidente del Consejo de Defensa Nacional al pequeño Kim.

Lo que esté por venir quizás no sea sólo la prueba de un misil de alcance intercontinental. De hecho los militares americanos están preparados para salvas de otra clase de misiles, tal y como ya ocurrió en 2006. En caso de que se derribara el misil intercontinental, Corea del Norte amenaza con represalias. Y si eso ocurriera, saldría a la luz que las defensas antimisiles de USA y sus aliados, para defender el suelo japonés y coreano, son ridículas. Los EE.UU. tienen 64 Patriots en Corea, pero Pyongyang tiene más de 800 misiles. Y unos 200 misiles Rodong pueden alcanzar Japón, misiles que podrían no ser interceptados por los Aegis, ya que vuelan a altitudes de unas 180 millas, y los escasos Patriots sólo pueden defender áreas muy reducidas de territorio, áreas de unas 12 millas.

Lo que busca Corea del Norte con estas pruebas, según Masao Okonogi, es tener nogociaciones directas con los EE.UU.. Lo que querría el régimen norcoreano sería partir con una posición de ventaja en las negociacones en lo referente a misiles y la normalización de lazos diplomáticos (una forma de decir que: eres tú USA, no yo, el que anhela un acuerdo porque tienes miedo a que decida ir por libre y desarrollar mis misiles, bombitas y difundirlos por el mundo), además también cree que si no se muestran agresivos y decididos, los USA no los tomarán como una amenaza del todo seria. Respecto al alcance del misil hay que decir que, si en vez de usar el combustible líquido que se empleará para la prueba, fuera de combustible sólido, no sólo podría alcanzar Hawai y Alaska, sino partes más profundas del territorio americano. Gente en Japón, como Hiroyuki Koshoji, piensa que debido a que tanto Corea del Norte quiere exagerar la amenaza que representan (sólo para buscar un acuerdo más ventajoso), como los USA exagerar la maldad norcoreana (para respaldar la próxima generación de SM-3 de múltiples cabezas, el desarrollo de láseres, y el despligue de armas en el espacio con los que anular el arsenal chino y ruso), Japón debiera pensar fríamente la verdadera amenaza de la situación actual y cuidarse de derribar el misil.

Que la prueba de este misil es en realidad una táctica negociadora, es también lo que piensa el presidente de Corea del Sur.

Corea del Norte ya ha avisado a la ICAO y a la Organización Marítma Internacional que entre el 4 y el 8 de Abril entre las 0200 y las 0700 horas GMT, realizará un lanzamiento de un cohete civil para poner en órbita un satélite. ¿Pero por qué encubrir la prueba de un misil de alcance intercontinental a través de un lanzamiento de un cohete civil que pone en órbita un satélite? La razón es que tras los lanzamientos de misiles del año 2006, el Consejo de Seguridad hizo una resolución, la 1695, en la que dicho organismo llegaba a decir que "Exige que la República Popular Democrática de Corea suspenda todas las actividades relacionadas con su programa de misiles balísticos y, en este contexto, vuelva a aplicar los compromisos preexistentes en materia de moratoria del lanzamiento de misiles". De ahí que no sea oficialmente un Taopodong-2 el que se lance, sino el cohete civil Unha-2 (vía láctea), que en vez de llevar una cabeza de guerra nuclear simulada, transportará el satélite Kwangmyongsong-2. Pero como decía Dennis Blair, el Director Nacional de Inteligencia de EE.UU. (ver cuarta noticia del enlace), las tecnologías para ambos cometidos son indistinguibles. Lo de Blair no es opinión contra corriete, sino lo evidente y lo que piensa la mayoría de los analistas, por no decir todos.

El dilema de Obama ante el lanzamiento del misil norcoreano, quizás no sea tal en vista de todo esto. Corea del Norte tiene más misiles para amenazar, que USA y aliados para defenderse (por no hablar de la masiva cantidad de artillería entorno a Seul), Obama estaría derribando un objetivo oficialmente civil (lo que podría dañar su trabajada y admirada imagen conciliadora), además que los intentos de derribarlo no garantizan que se consiga (incurriendo en un gran descrédito para su armamento). Tampoco podría impedir que Corea del Norte siguiera perfeccionando su tecnología balística. Es decir, si EE.UU. derribara ese misil, podría "quedar mal" ante el mundo, no conseguiría casi nada (materialmente hablando) para impedir el desarrollo de misiles por parte de Corea del Norte, impediría (quizás) un acuerdo formal de control de armamentos con ese país (consiguiendo, por tanto, un efecto contrario al que busca, el de limitar la amenaza misil y nuclear norcoreana) y podría desencadenar un intercambio de golpes militares. Por lo que la solución más sencilla es que Kim siga adelante con su numerito de feria, y los USA sigan desarrollando sin precipitaciones un escudo como es debido. Solución sencilla con la que, como neoconservador, no estoy de acuerdo, pero de la que admito sus virtudes.

Como indica Ilía Kramnik, el derribo "conllevará a la ruptura definitiva de todos los contactos entre los gobiernos de estos tres países (USA, Japón y Corea del Norte), y una escalada de la tensión en la región. Esta variante no será aceptada por otros países de la zona como China, Rusia y, finalmente, Corea del Sur que no están interesados en una agudización de la situación en la península coreana. Por esta razón, es probable que EEUU y Japón adopten por otras formas para presionar a Corea del Norte y evitar una acción militar abierta de semejantes proporciones." También nos indica kramnik que "(las naves de guerra dotadas con Aegis y misiles) SM-2 y SM-3, pueden interceptar misiles balísticos en los tramos de despegue y descenso (...) Los buques dotados con misiles SM-3 pueden interceptar objetivos a una distancia de 50 kilómetros (radio de distancia entorno al buque) y una altura de 250 kilómetros y los destructores equipados con misiles SM-2 destruyen objetivos a 25 kilómetros de distancia y 170 kilómetros de altura. (...) recordar que el crucero "Lake Erie", en el Océano Pacífico, destruyó a una altura de 247 kilómetros un satélite (...) Los sistemas terrestres tienen características más modestas, por ejemplo el Patriot PAC-3 puede interceptar la ojiva de un misil balístico a una distancia de 50 kilómetros y a 20 kilómetros de altura, lo que define sus características como arma para proteger objetivos de alta importancia. (...) En la actualidad, la Armada de Japón cuenta con seis destructores clase Aegis, de los cuales dos ó tres están equipados con misiles SM-3. La flotilla de EEUU dotada con este tipo de misiles interceptores y anclada en los puertos nipones consta de cinco buques".

Parece que lo único que queda es disfrutar del espectáculo norcoreano. Aunque en verdad debiera aplicarse más dureza. Porque nadie puede negar que la falta de defensas robustas de las democracias de Corea del Sur, Japón y Estados Unidos, aumenta el daño disuasivo que puede causarles la dictadura norcoreana. Provocando el miedo a actuar de manera decidida para impedir que se haga con el enorme poder que otorgan la unión del arma nuclear y los misiles.

Estos hechos hacen caer a las democracias en un simple y diabólico juego de chantaje, en el que se pacta Seguridad Internacional (seguridad en este caso entendida como aunsencia de conflictos y guerras, porque hay otras formas) a cambio de que permitan incrementar constantemente su poderío bélico estratégico al régimen norcoreano. Los gobiernos democráticos no quieren darse cuanta de, o no quieren afrontar, las limitaciones de las tradicionales estrategias de Equilibrio del Poder del realismo político, que tiene que afrontar un entorno internacional con una estructura estratégica que hoy en día es tildada de naturaleza asimétrica, o como prefiero decir, de Hegemonía Contestada. Tampoco parece que entiendan o asuman el Juego del Gallina (llamado también del pollo, en este enlace más desarrollado) que es de naturaleza paradójica, como lo es toda la Estrategia Nuclear. Frente a la excentricidad estratégica actual que produce el hecho asimétrico, el meridiano equilibrio del viejo realismo deja un hueco por el que se cuelan los Kim y los Ayatolas, los cuales no incrementan más rápido su poder militar estratégico por sus limitaciones industriales, no porque nadie lo impida con algún tipo de punición efectiva y creible. Pero tiempo al tiempo (y ya va quedando poco) La cuenta atrás continúa y nadie sabe lo que habrá cuando el Doomsday Clock (o reloj del Apocalipsis) llegue justo antes de la media noche.

(Fijaros en la evolución del reloj de este enlace, el minutero desde el año 1991 hasta el 2007 ha pasado desde las 23:43 ha las 23:55. Y no se han alcanzo minutos más próximos al Apocalipsis desde los años 1949, 1953, y los primeros años 80, es decir, los peores momentos de la guerra fría. Lo que la situación actual sigue empeorando progresivamente).



El reloj del Apocalipisis (1/5) Juicio Final The Doomsday Clock